martes, 26 de octubre de 2010

Carolina.


Y siempre espera con un pie algo más adelantado, por si hiciese falta andar.

Me sonríe con esa sonrisa suya de olas de mar.
360º de cielo y universo abierto no tienen comparación con el ruido de sus ojos, ese sonido de iris verdeazul, con la chispa de divertida intención asomada al borde de la pupila. Y un hoyuelo marca el estigma de princesa que siempre va con ella.

Arrastra el aire en sus zapatillas, vuela con mis pasos.
No me deja atrás, ¿para qué?
Prefiere adaptar el compás, hacerme ver que la prisa se quedó atrás, entre billetes de ida que nunca dieron la puta oportunidad de volver de una pieza.

El sol reflecta su voz como una lluvia de cristales rotos, y me encuentro siendo consciente de mi propia respiración.

Arena en los dedos.


Café y sandalias.




La vida en sus bolsillos, y mis manos ya sólo saben admirarla.


''Everywhere I look I see your eyes, there ain't a woman that comes close to you.

C'mon baby, dry your eyes
But Angie, Ain't it...

Ain't it good to be alive?
Angie, Angie...
...they can't say we never tried.''

(8)-------> Angie - The Rolling Stones.

(Dedicado a Carol, por si aún quedase alguna duda. Es lo poco que puedo ofrecerte... aparte de todo lo demás ;D )

viernes, 22 de octubre de 2010

Pop.


Bengalas de hielo, sádico contrabando de influencias.

El bendito instante en que me cortas la piel con el filo de los labios.

Estás aún a mi lado, respirando el mismo aire infecto de dudas y vacío, miradas que divergen antes de tiempo; sinfonía enfrentada de sabores que se ensamblan con el viento.
Y siempre a destiempo me salpica la acidez del verde de tus ojos.


Siempre se hace demasiado tarde. Y el reloj exige cita previa. Toda una vida por delante en la lista de espera.


Necesidad agresiva y animal de hundirme en tu pelo.



El tic tac ha decidido joderme a conciencia.

'Love, I hope we get old.
I hope we can find a way, seeing it all.


I hope we can be.
I hope I can find a way of letting you see...

...that I'm so easy to please... so easy...'

(8)-------> Easy to please - Coldplay.

martes, 5 de octubre de 2010

¿Te cuento un cuento?


Y a Lindorm le gusta hablar de sí misma en tercera persona.

En el cuarto donde se desahoga follándose a su Ego, tiene piel empapelando la pared: piel arrancada a tiras de los cuerpos de aquellos imbéciles que han intentado rescatar a la inconsciente doncella de sus garras. A L. le gusta relamerse mientras observa a través de la mirilla de la puerta cuando tocan a rebato, cree que siempre tiene razón. Cree en sus medios. Cree ciegamente en sus fines.

Lindorm cree en se, sí, consigo, para ella, a costa de sangre, sudor, lágrimas, mentira y regocijo cobarde.

Lindorm se cree lo que se dice cada mañana.

Pero sé que lo ha pasado mal. Sé que ha tenido no pocas dificultades a lo largo de su octogenaria vida de dragón. Sé que nació sin alas, y que aún así intentó volar.
Sé más de lo que sabe que sé.

Pero sobre todo sé que, a pesar de dormir cada noche sobre el atesorado cadáver de su doncella, se echa de menos a sí misma, a sí misma y a sus casualidades, a sí misma y a su libertad de arrancar servidumbre de los brazos de algún caballero desprovisto de su espada, echa de menos sus jornadas de caza.

Lindorm se adormece y sueña con falsa belleza bañada en labios rojos, Lindorm cree que ama.

Lo que no sabe es que su corazón nunca ha llegado a latir.


Escribir implica allanar moradas, salpicar lectores con zumo de almas, escupir a los demás, y convierte al que escribe en un cobarde sin precedentes. Escribir lleva implícito admitir que te sientes un poquito poderosa, que te enorgullece una línea o una palabra malsonante bien puesta. Exige responsabilidad, aunque sea una responsabilidad encubierta. Escribir suele ser refugio de corazones que hacen aguas.

Yo me encumbro en la montaña de los cobardes, admito que soy un deshecho con aspiraciones de diosa. Lo admito encogiéndome de hombros, y sigo mi camino.


Hablar sólo sirve a dos putas causas: causar BIEN, o aplicar condena.


Usa el don de la palabra. Háblame tal y como te dicte el silencio apoplégico de ese Tumor torácico tuyo que llamas ''corazón''. Vamos, Lindorm. Dame motivos para reír. Dame otro segundo de ilusión, deja que muestre al mundo mi crueldad diabólica.
Hazme feliz, serpiente. MÉNTAME... otra vez.

Alimenta al Narciso que llevo en mí. Lleva tiempo a la sombra, su espejo roto, su música acallada.


Estoy dispuesta. Como y cuando quieras. Es más, te prometo una eternidad de ventaja... pero cuando bajes la guardia, te devolveré el golpe, y el mío será de gracia.



VEN A POR MÍ.

sábado, 2 de octubre de 2010

(8)


Su rostro mudó en un estallido de nanosegundos compactos, dejando un rastro pálido en sus labios.
Nadie a su alrededor podía comprender qué estaba pasando.
Le asustaba la coincidencia de su aliento; el olor de la felicidad encerrada en el pretérito le traía el recuerdo terrible de su debilidad.

Se había vuelto a abrir la cicatriz.

Volvió a casa de la mano de su propia cobardía, sintiendo por primera vez el peso del alcohol en el estómago. Los oídos le taladraban la garganta, suplicando un respetuoso hálito de aire fresco.


Al sentarse en la oscura habitación se retractó la tensión, acallando al momento aquel acceso absurdo de incompetencia.

Y se dejó llevar por Él.
El verdadero amor de su vida, su pasión adolescente, sus lágrimas y su éxtasis, la impotencia al no poder alcanzar la cúspide que le ofrecían las octavas.

Pisó fuerte, optó por desatarse, y Él le tendió las cuerdas, le dispuso los semitonos y le pidió a grito de escala un poco más. Siempre le pedía un poco más.

Sabía que no podría deshacerse de aquel amor odioso y melancólico. Aunque pudiese... no quería. Si acaso le fallasen las manos, si por un momento no hubiese opción de arrancar una sola melodía... entonces su vida carecería completamente de sentido.

Se decía esto con la mano adaptada a Su forma. Él no dijo nada.
Puso el oído derecho junto a la caja, y escuchó latir aquel corazón de madera y metal.




Casi imperceptible. Eterno.



Como la vida misma.


(8)-----------> Prelude 4# in E minor, op. 28/4 - Frederic Chopin.